Urano en Acuario

   Los planetas más lejanos en su tránsito por los signos del Zodíaco; Urano, Neptuno y Plutón. Al ser los más alejados de la Tierra, su movimiento aparente es extremadamente lento, de forma que el más rápido, Urano, tarda unos siete años en transitar solamente por un signo y 84 en dar la vuelta al Zodíaco. Neptuno tarda casi 14 en transitar cada signo y cerca de 166 años en dar la vuelta completa. Finalmente, el alejadísimo Plutón, de órbita irregular, puede llegar a tardar, en algunos casos, hasta casi 30 años en pasar por un solo signo y casi 247 en hacerlo por todo el Zodíaco. Debido a esta gran lentitud, el estudio de estos planetas no se puede abordar del mismo modo que hemos hecho con los anteriores, y que, en este caso, sus efectos se aprecian mucho más en el ámbito histórico o generacional que en el plano individual.

  Para ver mucho más claramente la influencia de estos planetas en el ámbito individual hay que estudiar su posición en las casas más que en los signos zodiacales, aunque al transitar por éstos marcan determinados periodos de la historia que tienen una características comunes.

   Solo en aquellas personas que tengan alguno de estos planetas ascendiendo o culminando, o formando una conjunción o en estrecho aspecto con el Sol, la Luna o el planeta regente de la carta, se podrán manifestar los efectos de estos tránsitos de modo individual y concreto y en algunas ocasiones en muy alto grado.

   Urano transitó por Acuario entre 1996 y 2003, coincidiendo con la subida al poder de George Bush hijo y el ataque a las torres gemelas de Estados Unidos, con el profundo impacto que esto último produjo y los grandes cambios posteriores que ha generado. Anteriormente lo hizo entre 1912 y 1920, otro período de intensas convulsiones y cambios en el que tuvo lugar la primera guerra mundial y también la Revolución bolchevique. Además, la generación nacida entre 1912 y 1920 fue la que luchó, posteriormente, en la segunda guerra mundial.

   Aquí la influencia propia del planeta se encuentra en su máximo poder por su propio signo, por eso no es de extrañar que en la generación que nace con esta posición haya una gran cantidad de reformadores o revolucionarios, abanderados del cambio que abogan por un mundo nuevo, tanto en el ámbito político y social como en el espiritual o artístico. Mentes avanzadas, originales e independientes, que abren nuvos caminos y se afanan, por encima de todo, en descubrir la verdad. Celosos reformadores que aniquilan viejas tradiciones y costumbres para adaptarse a los nuevos tiempos. Espíritus científicos, interesados en los grandes avances de la humanidad y que también pueden tener una excepcional intuición e, incluso en algunos casos, clarividencia. Pero si Urano está afligido, puede hacer a estos nativos excéntricos, radicales y testarudos.