Visión budista de Venus en la cuarta casa.
Venus en la cuarta casa lleva a la búsqueda de un ambiente hogareño cálido y amoroso. Esta influencia puede tener un efecto particular en quien procura a los miembros de su familia, que son afectivos por naturaleza. Esta persona se inclinará a crear un hogar cálido y cómodo.
Una actitud errónea genera apego hacia los miembros de la familia. La necesidad de calidez tiende a compensar la falta de sentido común. Puede exigir que otras personas aprecien la calidez que expresa. Una visión espiritual centrada emana amor. Fluye el cauce del dar y el recibir con afecto y satisfacción porque Venus estimula la comprensión de los sentimientos. Con esto el individuo espiritual se sentirá provisto de las cualidades innatas del afecto.
Las tradiciones espirituales no rechazan la idea de que el mundo sensual tenga opciones positivas. Venus en la cuarta casa engendra raíces coloridas y sensuales que pueden manifestarse en los ritos espirituales. Esta colocación Venus favorece la práctica budista del tantra para propiciar la transformación espiritual.
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