Segundo Ruiz - Astrología

   Plutón en la casa IX inspira la fe profunda. La influencia poco intelectual de Plutón se relaciona con una práctica espiritual que funciona a nivel visceral. La persona sabrá quién es el guía espiritual más indicado para ella con estar ante su presencia. La elección de la práctica espiritual se basará en la afinidad con la propia práctica. Esta colocación de Plutón indica una fe profunda y dedicación a practicar.

  Plutón en la casa VIII construye relaciones mediante la empatía y la dedicación. Éste es un rasgo muy fuerte de Plutón, pues tiene relación con la "química" que existe entre las personas. Aquí Plutón busca armonía profunda y conexiones emocionales fuertes. Este rasgo es muy bueno en las personas que proporcionan apoyo a los demás.

    Plutón en la casa séptima estimula las amistades largas y sinceras. Esta situación presenta una respuesta física hacia las relaciones y las traduce en apego. Lo que la relación favorece es, en esencia el humor y los sentimientos profundos.

     Plutón en la sexta casa procura que el ambiente laboral sea adecuado al temperamento emocional de la persona. Un trabajo que no es congruente con las preferencias personales generará depresión y desánimo. Una actitud negativa lleva a padecer problemas de salud cuando se acepta trabajar en proyectos a largo plazo. El abatimiento puede provocar enfermedades físicas serias, en especial si Plutón  recibe aspectos tensos. Es necesario tener cuidado al sentir o ver los beneficios del empleo.

  Plutón en la casa quinta responde en un nivel profundo a los intereses personales. Hay ahí un poderoso énfasis en las creencias. Tener hijos genera una profunda respuesta emocional. Un ambiente negativo sirve como caldo de cultivo para la volubilidad y el desaliento. Como manifestaciones extremas del apego aparecen enfermedades o fijaciones negativas.

    Plutón en la cuarta casa desarrolla con facilidad el apego a la familia y  el hogar. Esto no es sinónimo de relaciones positivas, pero marca el potencial para echar raíces profundas en el hogar y la familia. La persona suele sentirse más a gusto en un lugar que le es conocido. La llegada a un nuevo sitio puede producirle ansiedad y el deseo de establecer un lugar de residencia fijo.

   Plutón en la tercera casa se relaciona con la respuesta sincera a la educación. Dado que Plutón no es un planeta intelectual, esta colocación posibilita que el individuo se relacione con su crecimiento personal mediante sentimientos. Si la persona se siente a disgusto con las materias de estudio, puede sufrir depresión y tristeza.

  Plutón en la segunda casa se relaciona con la parte del mundo material que involucra sentimientos profundos.  Desde el punto de vista budista esta posición de Plutón denota cierta tensión en la conciencia sobre el entorno personal creado por el individuo.

   Plutón en la casa primera representa sinceridad. Plutón no es un planeta intelectual, pero se relaciona de manera visceral con los sucesos. Lo anterior crea en el individuo la imagen de alguien callado y reservado. Una vez que se siente cómodo con una situación, muestra sentimientos más intensos sobre cualquier cosa importante para él.

  Plutón afecta al lado profundo de la vida. Esto puede manifestarse en varios niveles, desde el relativo al cuerpo físico, hasta el emocional y el espiritual.

   Neptuno en la casa duodécima influye en la capacidad imaginativa de la vida interior. Cuando la persona medita, expande su intuición hacia la vida y la gente. La vida interior es fuente inagotable de intuición.

   Neptuno en la undécima casa revela una sólida conciencia social. La antena de la sensibilidad se orienta hacia la sociedad. Esto puede ser una bendición y una  maldición. Si esta influencia no se comprende bien, la persona llega a sentir miedo y es supersticiosa en relación con sucesos importantes. Su sensibilidad se dirige hacia grupos grandes de gente, y entonces puede emerger un sentimiento de "desbordamiento" personal. Si su actitud vital es negativa, tenderá a desconfiar del gobierno y de la sociedad.

   Neptuno en la décima casa estimula el idealismo. La persona tiene una visión espiritual de sus metas. Esta colocación deja de lado las consideraciones materiales, pues lo que más le importa es el ideal.

   Neptuno en la novena casa manifiesta intereses espirituales naturales que se basan más en la intuición que en los hechos. Neptuno busca el lado espiritual de la religión sin importarle las reglas mundanas o el dogma. Esta colocación le da al individuo un criterio abierto sobre la vida y los problemas. Para Neptuno en la novena casa la imposición de normas y reglas específicas se contrapone con el crecimiento espiritual.

  Neptuno en la octava casa es la ubicación astral de los psíquicos. Esta habilidad no se relaciona necesariamente con la de los místicos, sino con el nivel elevado de percepción. La octava casa tiene una imagen de la química entre dos personas. Esta colocación traslada la intuición a las relaciones.

   Neptuno en la séptima casa es como una antena dirigida directamente hacia las relaciones. La sensibilidad responde a lo que expresan la pareja o los amigos. El lado negativo de esta ubicación es vago y poco realista en las expectativas que se tiene de las personas. El individuo puede ignorar señales obvias de un problema y ofrecer consejos poco prácticos. La persona inconsciente recibe diversas influencias si no controla su sensibilidad por medio de la atención.

  Neptuno en la sexta casa tiene un enfoque espiritual del trabajo y del empleo. Cuando la sexta casa se combina con la influencia de Neptuno, al individuo le cuesta trabajo detenerse en detalles y mantiene una visión total de lo posible. Esto resulta útil cuando la persona desempeña labores de planificación.

    Neptuno en la quinta casa tiene una maravillosa creatividad imaginativa. La imaginación y la intuición funcionan bien en cualquier proyecto que retenga el interés del individuo. Este aspecto propicia que una madre o padre se sientan relajados con sus hijos, sean sensibles con ellos y tengan premoniciones o sueños relacionados con las futuras experiencias de éstos. La atracción que sienten estas personas por la idea de ser madres o padres es mayor que la que ejercen las ataduras que implica la crianza de los hijos. Este aspecto puede indicar una descendencia escasa o nula.

   Neptuno en la cuarta casa demuestra poco interés en el aspecto material del hogar y la familia. El individuo es sensible con los miembros de la familia y su hogar, pero por lo general no necesita contacto físico. Con esta colocación de Neptuno la persona puede expandirse hacia los reinos inmateriales. Es como tener raíces espirituales en lugar de un origen físico.

   Neptuno en la tercera casa sensibiliza al aprendizaje de las situaciones. El individuo tiene la capacidad de detectar la calidad de un maestro y, hasta cierto punto, de una materia de estudio. Neptuno es como una antena dirigida hacia el instructor: si imparte sus enseñanzas sin inspiración, ésta colocación planetaria puede hacer que el alumno se distraiga y sueñe despierto debido a que el profesor no tuvo la creatividad suficiente para captar la imaginación del estudiante. Si el maestro se encuentra inspirado a la hora de enseñar, la sensibilidad de Neptuno responde de manera proporcional. La influencia negativa de este planeta obstaculiza la inspiración y la concentración al estudiar.