Segundo Ruiz - Astrología

  La tradición lo considera un gran maléfico, porque es el encargado de hacernos ver la realidad, de mostrarnos las limitaciones y en general el lado feo o duro de la vida, para que podamos crecer como seres humanos y madurar. Cuando es dominante hace al nativo muy rígido y serio, con una tendencia al pesimismo. Predispone asimismo a una existencia con abundante dolor o dificultades, en la que se conocerá la frustración o la derrota.

   La respuesta es que si. Cuando esto sucede cada planeta ejerce su influencia en la persona -aunque esta a veces pueda ser contradictoria, a veces los planetas te dan una de cal y otra de arena.-. Se pueden tener varios Planetas Dominantes en la Carta Natal y aquí voy a poner varios ejemplos. Uno de ellos lo podemos encontrar en la carta de Abraham Lincoln.

 Júpiter es un planeta masculino, cálido y húmedo. Rige Sagitario y Piscis y está exaltado en Cáncer. Tiene su exilio en Géminis y Virgo y su caída en Capricornio.

 Marte es un planeta masculino, caliente y seco. Rige los signos de Aries y Escorpio y se exalta en Capricornio. Tiene su exilio en Tauro y Libra, y su caída en Cáncer.

  Venus es el planeta del amor, la belleza, la armonía y el arte. Su influencia promueve la paz, el entendimiento, la concordia, el placer y la felicidad. Cuando se encuentra en posición dominante, hará que el nativo sea bello o atractivo, dulce, amoroso, sensual y voluptuoso. Asimismo delicado, refinado y con sentido estético o artístico. Suelen ser personas que buscan la armonía y los puntos de encuentro, a la vez que eluden los enfrentamientos.

  Mercurio es un planeta neutro, seco y frío. Rige los signos de Géminis y Virgo, exaltándose también en este último. Tiene su exilio en Sagitario y Piscis. Algunos autores modernos dicen que está exaltado en Acuario y yo estoy de acuerdo.

  El astro de la noche manda sobre el inconsciente y el mundo de los sueños. Exalta las emociones y sentimientos, la inspiración y la fantasía, el pasado y los recuerdos. Cuando es dominante hace al nativo muy hipersensible, afectivo, maternal, indolente y fuertemente atraído por la familia y el hogar. Entonces, en general, elude la lucha y busca la comodidad. Se instala en el mundo de los sueños pero no intenta llevarlos a la realidad.