Segundo Ruiz - Astrología

Piensa en un jardín floreciente, cuidadosamente atendido, repleto de frutos y flores que desprenden una fragancia embriagadora. Eso es el Sol en Tauro en la Casa 2. Aquí, el espíritu del zodíaco se manifiesta como un guardián de la riqueza, un ser que encuentra placer en la acumulación y preservación de recursos.

Visualiza un robusto árbol con raíces profundamente arraigadas en la tierra y hojas que se mecen con confianza al viento. Eso es el Sol en Tauro en la Casa 1. Aquí, el espíritu del zodíaco se manifiesta como un ser inquebrantable, cuya presencia es tan confiable como el amanecer y cuya determinación es tan sólida como las montañas.

Imagina a un monje guerrero, solo rezando en su capilla. Está en una profunda meditación, buscando la iluminación y la paz interior mientras se enfrenta a sus demonios internos. Eso es el Sol en Aries en la Casa 12. Aquí, el guerrero del zodíaco se convierte en un buscador espiritual, explorando los recovecos más profundos de su alma y del universo mismo.

Imagina a una visionaria parada en un escenario frente a una multitud de diversas personas. Con un megáfono en mano, anuncia una revolución que cambiará el mundo. Eso es el Sol en Aries en la Casa 11. Aquí, el guerrero del zodíaco se convierte en un agente de cambio, un disruptor social y tecnológico que busca forjar un nuevo futuro.

Imagina a un alpinista, parado en la cumbre de una montaña altísima, ondeando una bandera que lleva su emblema personal. Eso es el Sol en Aries en la Casa 10. Aquí, el guerrero del zodíaco se transforma en un líder nato, aspirando a la excelencia y empujando los límites de lo que se considera posible en su carrera y vida pública.

Imagina a una aventurera de capa y espada, parada en la cima de una montaña, su mirada perdida en un horizonte lejano lleno de posibilidades. Eso es el Sol en Aries en la Casa 9. Aquí, el guerrero del zodíaco se convierte en un explorador, no solo de tierras, sino de ideas, filosofías y creencias.

Imagina a un fénix surgiendo de las cenizas, alas desplegadas y plumaje resplandeciente, listo para emprender un nuevo ciclo de vida. Eso es el Sol en Aries en la Casa 8. Aquí, el guerrero del zodíaco se convierte en el alquimista de su propia existencia, abrazando la transformación como su destino.