Segundo Ruiz - Astrología

   El Yo es el sujeto consciente. Se le define como el centro del campo de la conciencia, aunque posee asimismo aspectos inconscientes. Es un complejo que se constituye en función de la unidad y la permanencia del cuerpo, a partir de confrontaciones sucesivas entre el factor somático (exigencias corporales) y el entorno. Se desarrolla mediante diferenciaciones sucesivas del mundo exterior así como del mundo interior. Y se afirma mediante la desestimación, en el inconsciente individual, de los elementos más incompatibles con su orientación general. Su preocupación por la estabilidad y la coherencia conduce a evitar la coexistencia en él de tendencias opuestas. Otorga así a lo consciente una orientación unilaterial que acumula, cada vez más sombra alrededor de ésta.    El yo tiene la doble responsabilidad ética e intelectual de situarse en un equilibrio siempre en discusión entre las coacciones del entorno y los imperativos del mundo interior. En su seno es donde se producen las rel

    Cuando estos dos planetas tan violentos se enfrentan entre sí hay que esperar los peores resultados, ya que se trata de una combinación explosiva y destructiva. Estos nativos están dotados de una enorme energía, pero la canalizan mal, ya sea contra ellos mismos o contra los demás. Suelen ser personas sumamente obstinadas y al mismo tiempo excéntricas, de carácter colérico, excitable, radial y explosivo, a lo que se une una gran impaciencia. Su trato con los demás tiende a ser brusco o grosero, nada diplomático ni sutil.     Son temerarios e imprudentes, peligrosos para sí mismos y para los demás y no soportan ninguna clase de restricción. Su modo de ser puede llevarlos a protagonizar graves conflictos. Buscarán salirse con la suya sea como sea. Trabajan hasta extenuarse y sufren una fuerte tensión nerviosa. Pueden ser personas insociables, que chocan con el entorno que les rodea.     Están dotados de un gran talento, pero tienen peligro de fracasar debido a su forma de ser y a que

   Una vez nos hemos aproximado al inconsciente vamos a tratar lo consciente. De esta forma iremos conociendo poco a poco la concepción jungiana de la psique. Lo consciente es una parte limitada, intermitente y discontinua de la psique, que se opone a todo lo inconsciente. La conciencia es el conocimiento progresivo que adquiere el hombre de la totalidad psíquica y de su propia existencia. Es una especie de órgano de percepción volcado hacia el mundo exterior a la vez que hacia el espacio inerior. Lo que en él no es asociado permanece inconsciente.    El desarrollo de lo consciente se efectúa mediante cortes sucesivos del inconsciente. La diferenciación tiene lugar mediante el desprendimiento de los afectos y de las representaciones colectivas a través de la toma de conciencia, es decir, la integración en el yo consciente de un elemento anteriormente inconsciente.    En el seno de la interdependencia fundamental de las dos facetas de la psique, la integración y la asimilación prog

   Los efectos son muy parecidos a los de la conjunción, pero en este caso las energías se combinan de forma más armónica y los resultados son más positivos y constructivos. Estos  aspectos incrementan la voluntad, la energía y el poder de la decisión. Los nativos son personas fuertes, que saben muy bien lo que quieren, dotadas de gran valor y energía física, que sabrán soportar y superar con éxito las condiciones más duras.    Son rápidos en la acción y en la toma de decisiones, lo que viene acompañado de una natural originalidad. De naturaleza aventurera, aman profundamente la independencia y la libertad, aunque su hiperactividad física y mental pueda ponerlos en peligro de sucumbir a la gran tensión nerviosa que los acompaña. Poseen una personalidad dotada de un gran magnetismo y extraordinarias cualidades que pueden llevarlos a cosechar grandes éxitos. Tienen asimismos una gran energía y atractivo sexual. Son gente con aptitudes naturales para la mecánica, la ingeniería y la ele

  Con los últimos artículos que he escrito sobre Psicología Analítica de Jung nos podemos ir haciendo una idea de su concepción de la psique humana. Ahora ha llegado el turno de hablar del inconsciente colectivo.    El inconsciente colectivo está constituido por una especie de núcleos de concentración de energía: los arquetipos. Éstos son al plano mental lo que los instintos al plano biológico: modelos innatos de acción y de comportamiento. En otros términos, son modelos de actitud y de reacción que constituyen el comportamiento típico de la especie humana. El inconsciente colectivo preexiste al individuo y no experimenta sino ínfimas modificaciones desde la aparición de la especie humana hasta nuestros días. Así como el crecimiento psíquico sigue un camino predeterminado, el desarrollo del psiquismo, partiendo de un estado de inconsciencia, sigue una progresión que pasa por etapas predeterminadas, pero cuyo ritmo, intensidad, forma y grado de diferenciación final son propios de cad

     Aquí fusionan sus energías dos planetas de naturaleza claramente violenta, por ello se trata de un contacto peligroso, tanto para el nativo como para las personas que lo rodean. Estos nativos están dotados de una increíble fuerza y valor, son notablemente voluntariosos e hiperactivos y también muy impacientes y obstinados. Están dotados de un inusual dinamismo físico y mental cuando toman una decisión no se detienen ante nada. Son seres enérgicos y rebeldes, irritables e impulsivos, capaces de entrar en acción de forma inmediata y decisiva y con una gran rapidez para tomar decisiones.     Muy excitables, a menudo viven sometidos a una gran tensión nerviosa. Hacen las cosas a su manera y siempre de forma original. Poseen mucho talento e ingenio para salir de los apuros. Los ronda un gran peligro de sufrir accidentes relacionados con objetos punzantes, electricidad o fuego. Les gusta la velocidad, los coches, las motos y los aviones, con el consiguiente riesgo que comporta. No escu

   El día 27 del mes presente. Mi suegra Carmen falleció mientras dormía. La pobre se hizo el desayuno, recogió, se sentó en su sillón, se durmió y su corazón se paró, dejando desconcertada a toda la familia. Aunque ya hacía tiempo que padecía del corazón lo tenía más o menos controlado, el día anterior había ido con mi mujer a la caja de ahorros para arreglar unas gestiones y por la tarde había ido con mi cuñada a una enfermera, que le había tomado la tensión y la tenía bien. Lo único que le habían encontrado era la pulsación un poco acelerada, cosa normal que le ocurria cuando tenía que salir, pero nada fuera de lo habitual.    Carmen tenía 83 años y como comentó el sacerdote en su funeral, murió de una forma dulce y natural, como cuando "cae un fruto maduro del árbol". La doctora de la teleasistencia médica que acudió enseguida, viendo nuestro desconcierto, nos comentó que a ella le gustaría morir así, en su casa, sin sufrimiento, sin darse cuenta. Claro, que Carmen t