Tiempo, Matriz y Eternidad desde la Cábala
Imagina que te suscribes a una plataforma de micro‑ficción interactiva. Cada madrugada, el servidor envía a tu móvil el siguiente párrafo de una novela que ya está terminada, pero el sistema solo lo libera si confirmas que leíste el fragmento anterior. Así concibe la Cábala el tiempo y la realidad: la historia completa vive en la nube desde el principio, pero tu conciencia la recibe por entregas. Este artículo que os presento —escrito como crónica, no como tratado académico— desentraña tres claves cabalísticas con ejemplos contemporáneos, de modo que incluso quien jamás haya abierto el Zóhar pueda captar por qué los maestros insisten en que "todo está ya escrito y, sin embargo, todo puede cambiar".
1. El tiempo como código encriptado
Imagina que el universo guardara una copia de seguridad de tu vida completa: cada recuerdo, cada giro inesperado y cada descubrimiento ya están comprimidos en un único archivo .zip. Lo curioso es que tú no recibes ese fichero de golpe, sino que tu conciencia lo extrae en directo, escena tras escena, como si pulsaras play en Netflix y el sistema fuera descargando los fotogramas a medida que los ves.
Cómo lo explica la Cábala
Los sabios cabalistas llaman a ese archivo los Libros Celestes. Son como una biblioteca holográfica que contiene el guion maestro de todas las almas. Ahí dentro, tu historia se almacena en código simbólico: letras hebreas, combinaciones numéricas y patrones de luz que describen tu misión y las lecciones que tendrás que atravesar.
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No es un destino inamovible. El texto incluye márgenes en blanco donde puedes escribir tu reacción, tu nivel de conciencia y tu manera de afrontar lo que sucede.
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No puedes “spoilear” el final a voluntad. El código se despliega siguiendo una lógica de maduración: cada página se desbloquea cuando has digerido la anterior, igual que Netflix no carga el siguiente episodio si tu conexión está saturada.
¿Por qué decimos que está encriptado?
Porque la información viaja “oculta” hasta que tienes la clave de descifrado, y esa clave es tu propio estado interior. Un acto de bondad, un momento de lucidez o la meditación en un Nombre Divino elevan tu frecuencia y hacen que el siguiente paquete de datos se descorche antes. Si, por el contrario, te obcecas en la queja o el miedo, el sistema detecta “ancho de banda bajo” y retrasa la descarga.
Ejemplo cotidianoPiensa en el aviso que aparece cuando haces streaming con mala Wi‑Fi: “Cargando…”. La imagen se congela porque tu red no soporta más datos. Tus emociones funcionan igual: cuando el canal se atasca con ansiedad, el flujo de información superior queda en pausa. Calmar la mente es, literalmente, mejorar la velocidad de conexión.
Puente hacia la Astrología
La carta natal. Es como si fuera una instantánea del cielo —un “selfie” cósmico— tomada en el preciso segundo en que inspiras por primera vez. Esa fotografía fija las coordenadas de los planetas, el Sol y la Luna respecto a la Tierra; es decir, muestra qué energías estaban en primera fila cuando se abrió tu historia. Los astrólogos la usan como mapa base para localizar, temporadas después, los “episodios” que tu archivo vital irá reproduciendo.La Astrología es el mapa que te dice qué episodio está programado para cada tramo de tu vida. Las posiciones planetarias son las marcas de tiempo del archivo:
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Un tránsito de Saturno equivale a que Netflix libere el capítulo “asume responsabilidad”.
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Un retorno de Júpiter abre la temporada “expansión y oportunidades”.
Así, la Cábala te muestra que existe un fichero primordial —el porqué profundo— y la Astrología te dice cuándo se reproduce cada escena y qué área de tu vida (trabajo, pareja, salud) actúa como escenario.
2. La Matriz de la información universal
Más allá del Árbol de la Vida se extiende el Ein Sof, la Luz Infinita que contiene todas las posibilidades. Los sabios hablan de un "Mar de la Torá" donde flotan cada palabra pronunciada y cada pensamiento aún por nacer. Acceder a ese océano no exige desplazarse, sino sintonizar.
Ejemplo sencillo: abre el buscador de tu móvil y escribe una sola letra; de inmediato aparecen sugerencias que coinciden con tus intereses. De igual manera, cuando tu mente formula una pregunta sincera —"¿Qué decisión debo tomar?"— el campo universal responde con sincronicidades: un fragmento de canción, una frase en un libro, la llamada de un amigo.
3. Eternidad vs. tiempo lineal
La Cábala describe cuatro grandes mundos (Olamot). En el más alto, Atzilut, pasado, presente y futuro se funden en un solo destello. Al descender hacia el plano físico, esa luz se refracta y aparenta una secuencia de eventos.
Ejemplo sencillo: observa una lámpara a través de un prisma de cristal. Desde fuera ves un único haz blanco; sobre la pared aparecen siete colores ordenados. Los colores no "nacen" uno después de otro, sino que el prisma los hace visibles en fila. El prisma eres tú —tu percepción limitada— y los colores son tu historia lineal.
Cuando los cabalistas meditamos en Kéter, la corona del Árbol, intentamos levantar el prisma por un instante y contemplar la luz blanca original. Esa experiencia genera lo que llamamos "visión panorámica": se comprende que ningún suceso está aislado y que incluso los errores tienen un lugar exacto en el mosaico eterno.
Conclusión
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Tiempo encriptado: tu Tikún es un archivo guardado en la nube; la conciencia lo descarga fragmento a fragmento.
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Matriz universal: toda información vibra en el Ein Sof el Infinito, donde todo es al mismo tiempo pasado, presente y futuro..
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Eternidad: la historia no avanza de A a B; es un haz de luz que nuestra mente despliega en secuencia.
Al interiorizar estas tres claves, la existencia deja de ser una cadena de sorpresas y se vuelve una conversación continua con la realidad. Y como en toda buena conversación, cuanto mejor escuchas, más
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