Visión budista de la Luna en la casa 4.

    Cuando la Luna se ubica en la cuarta casa establece afinidad hacia los integrantes femeninos de la familia: madre, hermanas, tías y abuelas. Es posible que también promueva una sólida relación con las figuras masculinas de naturaleza compasiva y sensible. La persona con esta influencia puede considerar esta casa como un lugar donde recargar sus baterías emocionales. Normalmente la Luna en la cuarta es un motivo para sentirse responsable por la armonía emocional de la familia. Uno podría ser el primero en reaccionar ante la tensión familiar.




    Cuando la persona se interesa en la práctica espiritual, significa que tiene una tendencia natural a ser compasivo, provocada por la atracción hacia las dinámicas emocionales entre los miembros de la familia durante los primeros años de vida. El padre puede desempeñar un papel fundamental en la vida de esta persona. Que la relación sea positiva o no depende de varios factores, no sólo de las colocaciones y aspectos astrológicos.

    Una Luna bien colocada en esta área de la carta natal puede engrandecer el idealismo. Si los padres leen los relatos de Siddharta o historias sobre santos, les será más fácil identificarse con sus vidas compasivas. La práctica budista sugiera que si la educación de una persona contó con escaso apoyo emocional, será indispensable trabajar para transformar el dolor, producido en consecuencia. Aunque la compasión está ahí, necesita estímulo para su expresión positiva.

   La capacidad para transformar las experiencias emocionales duras en algo útil, se origina al acceder a estas emociones. Los budistas consideramos que el proceso curativo radica en la capacidad de tocar con compasión un contenido emocional doloroso, con lo que se aprende a ser amable con uno mismo. Entonces, la respuesta emocional transformada aumenta la empatía y la compasión hacia otros que sufren de manera similar. Así, el dolor se vuelve la fuente de la auténtica compasión.

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