Visión budista de Mercurio en la casa duodécima

   Mercurio en la casa duodécima eleva la capacidad de reflexión. Un practicante espiritual puede tener meditaciones muy profundas y reflexivas con esta ubicación de Mercurio, debido a que su mente funciona bien con el pensamiento contemplativo.

    Sin embargo, una visión irreflexiva o un modo de vida saturado de actividades causan problemas a las personas con esta colocación de Mercurio. Si la persona no reflexiona sobre sus deseos, se perderá en dudas y proyecciones intelectuales, lo que la mantendrá despierta por las noches, preocupada por aspectos que no había considerado. Una actitud más prudente propicia la reflexión sobre temas profundos. Para una persona espiritual, Mercurio en la casa duodécima es una herramienta para la claridad intelectual. El modo de vida meditativo tranquiliza la mente y la hace reflexiva. Las decisiones apresuradas provocan ansiedad, mientras que las concienzudas brindan confianza. Un planeta en la duodécima casa penetra en lo profundo de ciertas áreas que están tras el umbral de la conciencia.



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