El Agotamiento Nervioso.

   En primer lugar quiero dar las gracias a las personas que me han felicitado por estos artículos dedicados a la psicología y en los que trato algunos de los problemas más comunes que se suelen dar. Les recuerdo que no soy terapéuta, pero a lo largo de los años me he preocupado por informarme para poder dar consejos a mis amigos y clientes. Por supuesto, son consejos que les pueden servir, mientras buscan a un especialista. Tengo mis limitaciones, por tanto, me gustaría que se tomaran estos consejos como unos "primeros auxilios psicológicos" por llamarlo de alguna manera.

   El agotamiento nervioso engloba un conjunto de disfunciones físicas y mentales; represnta un término genérico que incluye diversos problemas nerviosos. El agotamiento nervioso es un estado de desequilibrio que suele aparecer en las etapas iniciales de ciertas enfermedades mentales, como la depresión, la esquizofrenia, la fobia, la maníaco-depresión, la adicción, la anorexia o la bulimia.



    El término es singularmente adecuado porque refiere en dos simples  un proceso complejo y, además, se trata de una expresión que no sugiere condena o estigma alguno. No describe ni margina ninguna enfermedad mental en concreto, sino que engloba sensaciones comunes, físicas y psíquicas, de diferentes enfermedades. Generalmente, en el caso de las depresiones, la sensación predominante es la parálisis, es decir, la sensación de sentirse incapacitado para actúar, y en el caso de las manías, la sensación predominante es el descontrol del comportamiento.

     Los primeros síntomas son siempre físicos: fatiga, perturbaciones del sueño y de la capacidad para concentrarse, falta de apetito, pérdida de peso, palpitaciones, molestias abdominales, dolor de cabeza, naúseas o diarrea. En estados avanzados, la persona siente un dolor intenso, a veces localizado en el estómago, la cabeza o el pecho. Otras veces un dolor generalizado, parecido al de un ataque cardíaco.

     A menudo es el dolor causado por el agotamiento nervioso lo que provoca que la persona llegue a tomar medidas autodestructivas; paradójicamente, incluso algunos son capaces de inflingirse autocastigos dolorosos.  Por ello se produce una pérdida de control sobre sí mismos; sienten perder la cabeza, se ven incapaces de sobrellevar su propia vida, lamente la sola idea de convertirse en una carga para sus familiares y amigos íntimos.

   En un intento por recuperar el control, algunos intentan restablecer sus nervios con el alcohol, recuperar la serenidad con los tranquilizantes o echar mano de los estimulantes para sentirse llenos de fuerza; intentan recuperar su equilibrio anterior igual que los bulímicos prueban a restablecer su peso mediante la autoinducción de los vómitos. Con tales estratagemas obtienen la ilusión momentánea de que han retomado el control y vuelven a ser los mismos, pero en realidad sólo empeoran su salud y sucumben a las adicciones.

    
    El síntoma psíquico más relevante del agotamiento nervioso es el pánico al desorden: el miedo ante la sensación cada vez más intensa, de que pierden el control sobre su mente. Las situaciones de crisis hacen temer una repentina histeria, algunas circunstancias les resultan insostenibles y temen perder la consciencia en cualquier momento o bien provocar una "terrible escena" en público. Incluso creen que, en cualquier momento, pueden sufrir un ataque al corazón o morir. Siempre tienen la sensación de caminar sobre una cuerda floja, de la que en cualquier momento pueden caer.


    Otros síntomas importantes son los repentinos cambios de humor, la terrible sensaciónde estar aislado, el pánico que se acerca, la total y absoluta incapacidad de sobrellevar determinadas situaciones, las paranoias: surgen ideas e impresiones que no corresponden a la realidad, como pensar que se equivocan continuamente en el trabajo, creer que son observados y criticados por otras personas, sentirse insuficientemente competentes en las relaciones con la familia, la casa, los amigos... A veces piensan que la gente trata de manipularlos para que haan o dejen de hacer algunas cosas, o bien, sencillamente creen est ar locos.

   Para las personas  con agotamiento nervioso, lo peor que les puede ocurrir es que los amigos y familiares insistan en los típicos discursos de "tienes que enfrentarte a la vida", "¿por qué te lamentas si lo tienes todo y no te falta nada?", "tienes que salir y ser positivo...", "no te tomes las cosas de esta manera"... El enfermo siente que ha perdido las riendas del autocontrol y, precisamente, lo que más le duele es verse indispuesto de ese control con que se le exhorta continuamente. 

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